Hojas, ramas y raíces

Los tres tipos de personas que pasarán por tu vida

"La hoja se la lleva el viento, la rama se parte… y la raíz se puede alterar". ¿Estás seguro/a de quién te rodea? 

A lo largo de la vida nos cruzamos con todo tipo de personas. Algunas aparecen en momentos clave, otras se quedan un tiempo y unas pocas… esas especiales, se quedan para siempre. Y hay una metáfora que usa Mario Alonso Puig para explicarlo: las personas que pasan por nuestra vida pueden ser hojas, ramas o raíces. Suena poético, pero también tiene mucho sentido. ▶️

Vamos por partes: 👇

🍃 1. Personas hoja: Relaciones de temporada. Vienen y van, aparecen en tu vida por un ratito. Como las hojas de los árboles, están ahí en una estación, pero cuando cambia el clima… se van. No significa que no hayan sido importantes. A veces llegan justo cuando las necesitas: te hacen reír, te acompañan en un momento difícil o simplemente te enseñan algo. Pero su papel es temporal.

Ejemplo real: Piensa en ese compi de curro con el que conectaste durante un proyecto. Compartisteis cafés, memes, estrés y alguna que otra charla profunda. Pero cuando el proyecto acabó y cada uno siguió su camino… la relación se fue apagando. Fue bonito mientras duró, pero no estaba hecho para quedarse. Esa persona fue una hoja en tu vida.

🌿 Personas rama: apoyo que parece firme… pero no siempre aguanta

Las ramas son esas personas que están contigo durante una buena parte del camino. No son como las hojas que vienen y van. Las ramas se quedan más tiempo, te sostienen, te acompañan, incluso te hacen sentir que puedes apoyarte en ellas sin miedo.

Pero aquí viene lo importante: si te apoyas demasiado en ellas, se parten

A veces, cuando la vida se pone difícil, una pérdida, una crisis, un cambio profundo… te das cuenta de que esa persona que parecía tan sólida… no está. No porque no te quiera, sino porque no sabe cómo estar. O porque su camino ha girado en otra dirección.

Y eso duele. Porque las ramas suelen ser amigos de años, familiares con los que has compartido mil cosas, personas que han estado en momentos clave. Pero cuando llega el momento de verdad, puede que no tengan la fuerza para sostenerte.

Ejemplo realista: Piensa en ese amigo de la uni con el que viviste mil aventuras. Os apoyasteis en exámenes, rupturas, decisiones importantes. Pero un día, tú pasas por una etapa complicada, una depresión, un duelo, una crisis existencial, etc., y él desaparece. No contesta igual, no pregunta, no está. Y aunque sigue en tu vida, algo cambió. Ya no es ese apoyo que parecía inquebrantable. Ese amigo fue una rama: importante, valioso, pero no eterno.

Y no pasa nada. No todas las personas están hechas para acompañarte en todas las etapas. Algunas solo pueden estar en las que saben transitar. Lo importante es saber distinguirlo… y no aferrarse a una rama que ya no puede sostenerte.

🌱 Personas raíz: los vínculos que te sostienen cuando todo lo demás falla

Y llegamos al tercer tipo de persona: la raíz. Estas no se ven a simple vista. No hacen ruido. No están ahí solo cuando todo va bien. Pero cuando la vida se tambalea… son las que te sostienen.

Las raíces son esas personas que están conectadas contigo de forma profunda. No por conveniencia, no por costumbre, sino porque hay algo auténtico entre vosotros. Son tu red de seguridad emocional, tu refugio, tu impulso cuando ya no te quedan fuerzas.

No son perfectas, ni tú tampoco. Pero están. En los días buenos, celebran contigo como si tu alegría fuera suya. Y en los días malos, no te sueltan. Aunque no sepan qué decir, aunque no tengan soluciones, se quedan. Y eso lo cambia todo.

Ejemplo realista: Piensa en ese amigo que ha estado contigo desde siempre. El que te escuchó llorar por una ruptura, te acompañó en el hospital, te ayudó a mudarte sin pedir nada a cambio. O ese familiar que te conoce sin que tengas que explicar nada. Que te manda un mensaje justo cuando lo necesitas, aunque tú no hayas dicho ni una palabra. Esa persona es una raíz. No porque siempre esté físicamente cerca, sino porque su presencia emocional es constante. Te da estabilidad, te da fuerza, te recuerda quién eres cuando tú lo olvidas.

Y lo más bonito de las raíces es que te ayudan a crecer. No te retienen, no te juzgan, no te exigen. Te nutren. Te acompañan. Te hacen mejor.

🌳 ¿Y ahora qué? Aprende a reconocer tus raíces

A veces nos aferramos a hojas que ya volaron o a ramas que no pueden sostenernos. Y eso nos deja frustrados, confundidos, incluso dolidos. Pero cuando entiendes esta metáfora, algo cambia: empiezas a mirar tus relaciones con más claridad.

🔍 No se trata de juzgar, sino de observar. ¿Quién está contigo cuando no tienes nada que ofrecer? ¿Quién te escucha sin intentar arreglarte? ¿Quién celebra tus logros como si fueran propios?

Esas son tus raíces. Y no suelen ser muchas. Pero no necesitas que lo sean. Lo importante es que estén.

💡 Cuídalas. Háblales. Agradéceles y valórales. Porque en un mundo donde todo cambia tan rápido, tener raíces es lo que te mantiene firme.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.