Seguridad privada… o cómo morir en el intento (VIII)

La imagen y la reputación de las empresas de seguridad en España llevan años al borde del colapso. Mientras las marcas se blindan con campañas y logos relucientes, los vigilantes sobreviven entre turnos eternos, sueldos bajos y un silencio que grita abandono. El sector presume de proteger, pero no protege ni a los suyos. Se habla de crecimiento, pero ¿a costa de qué? De trabajadores que entran y salen como piezas de recambio, de contratos públicos que premian el precio más bajo y castigan la calidad. La precariedad se maquilla con uniformes planchados, pero la realidad no se puede esconder mucho más. Cada día que pasa sin escuchar al vigilante es un paso más hacia el desgaste total. Y cuando la reputación se desplome, no habrá cliente que la sostenga. Lo que hoy se ignora, mañana será escándalo. ¿Hasta cuándo se puede sostener una fachada sin cimientos? ▶️ (Septiembre de 2025)